Comenzó el 5º Encuentro Argentino y Latinoamericano de Trabajo Social. Latinoamérica hoy: democracias, derechos y trabajo social, organizado por la carrera de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales (UNC).
Presidido por la decana de la Facultad de Ciencias Sociales, Silvina Cuella, y con las palabras inaugurales de la directora de la carrera de Trabajo Social de la FCS, Rossana Crosetto, y el vice presidente del Colegio de Profesionales de Servicio Social de la Provincia de Córdoba, Javier Sueldo, esta mañana se realizó en la Sala de la Américas del Pabellón Argentina la apertura del 5º Encuentro Argentino y Latinoamericano de Trabajo Social. Latinoamérica hoy: democracias, derechos y trabajo social.
Los ya tradicionales Encuentros Argentinos y Latinoamericanos de Trabajo Social, que se realizan cada dos años desde 2006, por primera vez se convocan con la nueva institucionalidad en la que se encuentra inmersa la Carrera de Trabajo Social: la Facultad de Ciencias Sociales. A modo celebratorio, ya que este mes se cumplen los 60 años como institución académica en la Universidad Nacional de Córdoba, este 5° Encuentro busca «dar continuidad a los debates renovados en torno a la intervención profesional en la actual coyuntura, recuperando aportes y contribuciones desde las perspectivas contemporáneas del Trabajo Social en relación a los procesos de formación, de producción de conocimientos y las prácticas de intervención profesional que dinamizan procesos de cambio, transformación y construcción de saberes ligados a una visión emancipadora, democrática, científica y seriamente imbricada a las necesidades y urgencias de nuestros pueblos y a las realidades nacionales y regionales».
En esta oportunidad, se dan cita en Ciudad Universitaria más de 900 estudiantes, egresados y docentes e investigadores procedentes de distintos rincones de Buenos Aires (CABA, Lanús, Luján, San Martín, Bahía Blanca), San Juan, Mendoza, La Pampa, Jujuy, Misiones, Catamarca, San Luis, Tucumán, Santa Fe, Entre Ríos; de la provincia de Córdoba: Río Cuarto, Villa María, y las Delegaciones del CRES Deán Funes y Villa Dolores; y de los países: Chile, Brasil, Paraguay y Nicaragua.
Para Crosetto, la presentación de más de cien trabajos científicos sometidos a comité evaluador dan cuenta del importante capital acumulado en Trabajo Social y a la vez, de la necesidad y el interés colectivo por el encuentro en estos espacios de reflexión «para intercambiar y profundizar el espíritu crítico de la profesión que nos permita lograr intervenciones profesionales fundadas y emancipatorias con relación a los sujetos de la acción profesional».
A su turno, Javier Sueldo expresó: «La defensa de la democracia y los derechos de las mayorías marcan nuestros horizontes y esfuerzos epistémicos, procedimentales, y sobre todo, éticos y políticos», en referencia a las condiciones macro-estructurantes en la que se encuentra inmersa y que determinan la profesión, las que son «ciertamente muy preocupantes y retardatarias de accesos a derechos».
Sin embargo, y recuperando la perspectiva de Nora Aquín, resaltó que como agentes profesionales los trabajadores sociales inciden de diferentes modos en aquellas estructuras: «De qué manera, cómo, con quiénes, constituyen el desafío. Debemos nutrirlo con nuevos aportes y propuestas», concluyó.
Conferencia central
En este marco se dio apertura a las Jornadas, que inmediatamente comenzaron con la primera conferencia central: “Reconfiguraciones y exigencias a las Ciencias Sociales en un contexto de neoasistencialismo”, a cargo de Nora Aquín, Alejandro Grimson y Carlos Vila.
La profesora Aquín comenzó su discurso exigiendo la aparición con vida de Santiago Maldonado (desaparecido el 1º de agosto de 2017 en el marco de un procedimiento realizado por Gendarmería Nacional) e invitó a preguntarnos todo el tiempo, en todos lados sobre ¿dónde está Santiago?. También repudió el accionar de Gendarmería en la Universidad Nacional de Rosario durante un acto por Santiago Maldonado.
Aquín se mostró preocupada por la embestida que el gobierno actual está llevando adelante contra derechos conquistados históricamente, como la educación pública, la libertad de asociación y participación política, el derecho a la vida (el caso Santiago Maldonado como situación límite), el acceso a la información, a la salud. Este saqueo total del neoliberalismo abruma a los más desprotegidos que ven como se derriban las políticas sociales, económicas y cultuales que se creían consolidadas, expresó Aquín. Y agregó que «esta crueldad planificada tiene como objetivo destruir violentamente cualquier posibilidad de alteridad”. Su principal arma es un monumetal aparato discursivo que busca instalar la idea en el imaginario colectivo que los logros colectivos son independientes del Estado. Lo cual instala dos prejuicios en la sociedad: “que lo que logra cada uno es por esfuerzo propio y lo que no se logra es por culpa de los vagos que mantiene el Estado”.
Aquín invitó a que como intelectuales y ciudadanos pensemos críticamente en lo colectivo, desde el lugar de cada uno, “de ahí, donde estemos, en nuestros pequeños espacios, sin permitir que el neoliberalismo nos venza y se imponga” e impulsó, “en tiempos de quedarnos callados”, a defender y cuidar nuestras utopías.
Carlos Vila propuso realizar una reflexión crítica sobre las debilidades de la disciplina, exponiendo que política es una cosa e ideología otra, “sin la segunda, la primera se convierte en improvisación y sin la primera, la segunda es simple discurso intelectual”.
El intelectual se preguntó sobre cómo es posible que el pueblo vote en contra de sus intereses. En ese sentido, aseveró: “es más fácil modificar leyes y cambiar constituciones que modificar la persepción de vida que tiene la población”. Esto constituye el desafío que tienen hoy en día en toda la región los que trabajan en la ciencias sociales, aseguró.
Para Alejandro Grimson las ciencias sociales, en términos generales, están amenazadas seriamente por el crecimiento de la derecha, que las utilizan a través de censos, encuestas, mediciones, etc., para la conquista del poder de una forma instrumental. Y esto es una amenaza a las decisiones e investigaciones sociales críticas, que preguntan con las preocupaciones del presente y producen las respuestas de las matrices desiplinarias construidas en el tiempo.
Para Grimson, las ciencias sociales “sirven para romper las fronteras que imponen los poderes hegemónicos. En este camino, conocer el mundo es una condición necesaria para transformarlo, incrementando la capacidad transformadora. Para ello hay que sacar a las ciencias sociales de la Universidad y hacerlas públicas».
Para finalizar señaló cuatro persistencias de desigualdades que tienen que estar presentes en toda agenda de las ciencias sociales: el centralismo territorial, el clasismo, el racismo (en todas sus variantes), y el machismo y la violencia de género.