El segundo panel central del V Encuentro Argentino y Latinoamericano de Trabajo Social, que se realizó el 5 de octubre en la Sala de las Américas, abordó el eje “Nuevos dilemas de la relación Estado-Sociedad en las democracias latinoamericanas ¿Hacia dónde van hoy las políticas sociales?
Ante una audiencia atenta, con la moderación de la docente e investigadora Nora Britos, las conferencistas invitadas Cristina González (UNC), Adriana Clemente (UBA) y Laura Garcés (UNSJ) fueron abordando cada una desde su punto de vista el eje propuesto.
Laura Garcés
Primera en la exposición, al comenzar Laura Garcés realizó una breve síntesis para pensar desde dónde venimos en políticas sociales en América Latina. Destacó como un rasgo común de la región a la implementación de políticas sociales de transferencia condicionales de ingresos que pueden ser consideradas de un avance significativo, no sólo en materia de ingreso para la población empobrecida sino también como acceso a servicios sociales de salud y educación. Aclaró que estos programas surgieron a partir de los lineamientos de los organismos internacionales de crédito que a fines de los ‘80 y principios de los ‘90 pretendieron enfrentar los niveles de desempleo y pobreza existentes, todo ello, paralelamente a la consolidación de una economía de mercado que privilegiaba el consumo como mecanismo de integración social.
Desde los ‘90 hasta la fecha los contextos políticos y sociales cambiaron –dijo- y ello implicó que las construcciones de sentido de estas políticas también hayan cambiado. Y propuso: “Podemos preguntarnos cómo se resignifican estas políticas sociales y cuáles son los argumentos propuestos por los organismos multilaterales de crédito que las guían y qué continuidades existen hoy”.
Luego, Garcés explicó los fundamentos de por qué en Argentina son levemente diferentes dentro de la región, en una primera etapa orientadas a la emergencia laboral y una segunda, al fortalecimiento de capital humano. En ese sentido, aclaró que el caso de la Asignación Universal por Hijo (AUH), fue una política social vinculada al empleo pero al mismo tiempo tuvo componentes asistenciales.
En torno a la construcción de sentidos de estos programas en América Latina, Garcés explicó que si bien fueron creados para atender la desocupación y la crisis económica, en los gobiernos populistas de los últimos años el discurso fue mutando hacia el acceso a los derechos sociales como salud y educación.
En segundo lugar, la investigadora de la Universidad Nacional de San Juan se preguntó: ¿Qué ocurre hoy con estos programas? ¿Hacia dónde van las políticas sociales cuando los rumbos políticos han cambiado tanto en Brasil como en Argentina?
Deteniéndose en el caso de Argentina, propuso dos niveles de análisis. Uno, material, que tiene que ver con una clara reducción del alcance e intensidad de ciertas políticas sociales o la desaparición de otras, con la excepción de la AUH que el neoliberalismo se apropia ya no como política tendiente a universalizar un derecho sino como política de asistencia, “es decir, el ajuste”, ejemplificó.
El otro nivel de análisis refiere a un plano simbólico, en el que el neoliberalismo como orden racional introduce una lógica de rendimiento de autovaloración de sí, donde el sustrato ideológico se basa en el individualismo, el papel del Estado se reduce a mero protector de derechos individuales y se privilegia la mercantilización del mercado. Ello sustentado por ideas fuerzas como que lo político y la militancia es la fuente de todos los males (deslegitimación de la política), la supremacía de la economía, la meriotocracia y el emprendedurismo.
Finalmente, Garcés propuso como desafíos a seguir: fortalecer nuevas fuentes de movilización y lucha comprometidos con los derechos negados; la unidad de las fuerzas políticas progresistas; y pensar el trabajo social como ámbito de formación profesional y desnaturalización del sentido común del neoliberalismo, realizar una lucha por el sentido, instalar en el debate público de otros discursos una vigilancia ético-política en los ámbitos de injerencia.
Adriana Clemente
A su turno, y frente a la desorientación actual y el giro a la derecha, Adriana Clemente propone historizar aunque no desde los dogmas y desde las explicaciones sencillas para entender procesos previos hasta el hoy -en que hay una desestabilización de la racionalidad y un contexto de crisis fabricada, estado de confusión que apela a no preguntarse sobre las causas, no permite pensar, dice-.
La investigadora trabaja sobre dos hipótesis centradas en el bienestar y su producción, en quién es el productor de bienestar y qué rol juegan el Estado y el Mercado, e interpela ¿Por qué el cambio sucede tan rápido? ¿Por qué se vuelve al pensamiento neoliberal? Y propone una primera hipótesis: que la ruptura de los ’90 no se superó nunca, quedó fuertemente instalada y perdura. La otra hipótesis: el neoasistencialismo como un modo de hacer política social con mucho éxito, niveles de aceptación amplios y con la capacidad de construir una nueva racionalidad y subjetividad de quién entra al campo de la política social y quién no.
Más acá en el tiempo, desde 2003 con el gobierno argentino anterior, se creó un sistema de bienestar, un estado social posible y así todos juntos -dice Clemente- construimos una lógica de bienestar en el que se convivió con la informalidad.
Por último, la expositora problematizó al campo del trabajo social en ese contexto en el que, como acción inespecífica, quedó expuesto: “El trabajo social en la cercanía en lo cotidiano con la zona de pobreza, lo hace una disciplina en disputa”, dijo.
Cristina González
Finalmente, Cristina González planteó que no la deja de sorprender que tan rápido se esté hablando de neoliberalismo cuando hasta hace dos años hablábamos de avance de derechos con una mirada crítica. Y coincidió en preguntarse si alguna vez se fue del todo el neoliberalismo. A partir de allí, centró su exposición en cómo se están presentando las políticas hoy.
Relató que en Argentina los programas cierran o cambian de manera soterrada, silenciosa -o pretenden serlo, dijo- para poder imponer un socavamiento en los derechos. La capacidad de denuncia está desbordada porque se están cercenando los derechos sociales y humanos, y “ni hablar que nos estamos preguntando dónde está Santiago Maldonado y el revival de represión”, remarcó y agregó que a su vez, hay otra manera de presentarse en materia de política: anunciar algunas medidas con bombos y platillos.
La investigadora también señaló que los nuevos momentos del neoliberalismo tienen características distintas a los ’90 y en una coyuntura diferente, en la que pareciera que los políticos no tienen cuidados ni filtros en sus expresiones y en la que se observa una demonización de los pobres y también del trabajo. En ese contexto, las políticas no están centradas en el trabajo ni en el mercado interno: “no hay redistribución sin producción”, remarcó. Y formuló un interrogante: “Si a los gobiernos no les interesa la política social, ni tampoco los trabajadores, entonces ¿hacia dónde van las políticas?”.
Ya no se habla de derechos, hay un deslizamiento de la perspectiva de los derechos por la lógica de la meritocracia. Hay una sustitución de la estrategia solidaria y colectiva por la individuación, realizarse a sí mismo, dijo.
Cristina González finalizó diciendo que en este marco hay que estar atentos a las maneras en que se presentan las políticas pues hay un proceso de remantización. En un contexto en el que los gobiernos neoliberales de hoy más que un cuerpo doctrinario tienen un cuerpo de consignas, la combinación presente de neoliberalismo y neoconservadurismo es explosiva, advirtió.